El siglo XX es reconocido por el Siglo de las Mujeres.
Este reconocimiento se debe a la multitud de mujeres que se manifestaron con
valentía por la defensa de sus derechos y valores. Una de ellas fue Clara
Campoamor; ha sido, es y será un icono feminista de la historia de España y de
la mujer, ya que gracias a ella se consiguió el primer sufragio femenino en el
país. Pero... ¿cómo llegó hasta dónde llegó? Para ello tenemos que
conocerla más a fondo.
Clara Campoamor era una niña humilde
pero traviesa; cuando era pequeña, sus padres le llevaron a un internado donde
conoció a sus amigas y aprendió muchas cosas. Se lo pasaba genial jugando con
ellas y aprendiendo, pero un día eso terminó... Su padre falleció provocando un
gran cambio en su vida. En ese momento, comenzó a trabajar de modista junto con
su madre para ayudar a la economía de la casa. Aún así, ella cada minuto libre
que tenía lo aprovechaba para hacer lo que más le gustaba: leer. Pasaron los
años, tuvo varios trabajos como dependienta de comercio, telefonista,
telegrafista, incluso auxiliar mecanógrafa del Ministerio. Este último trabajo
le llevó a interesarse por la política.
Con el tiempo, consiguió el dinero
suficiente para entrar a la universidad, en la Facultad de Derecho. Con su
pasión y esfuerzo logró ser la segunda mujer en incorporarse al Colegio de
Abogados de Madrid. ¡Ya era abogada! Pero no se conformaba, ya que todo seguía
igual a su alrededor; ella era una mujer que defendía y luchaba por sus
derechos y por los del resto de mujeres. Ella se preguntaba siempre: ¿por qué
las mujeres no van a la universidad?¿por qué los jefes son todos hombres?¿quién
dijo que las mujeres sean inferiores?
Para hacer justicia necesitaba
cambiar leyes y en ese momento los hombres no estaban por la labor de
cambiarlas, por lo que alcanzó su siguiente meta: ser diputada. Fue elegida por
el Partido Radical en las elecciones de 1931. Durante las Cortes Constituyentes
formó parte del equipo que elaboró la Constitución de la Nueva República. Luchó
por la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijas e
hijos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, en el
cual, podrían votar tanto hombres como mujeres. Finalmente, tras su gran
esfuerzo y pasión, consiguió todo aquello que se propuso.
Solo queda decir: gracias Clara,
porque sin ti, sin personas como tú, las mujeres de hoy en día no tendríamos ni
voz ni voto.
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