miércoles, 6 de noviembre de 2019

El cabezota

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La imagen que encabeza esta entrada es exactamente la misma que encabezaba las carteleras de los cines de España en 1982. Podemos deducir, por tanto, que nos encontramos ante la portada de una película, la cual fue dirigida por Francisco Lara Polop.

Aunque fue estrenada en tal año, nos muestra la España del siglo XIX. Concretamente, nos trasladamos a Beleño, un pueblo rural de la provincia de Asturias. Y, lo más interesante, es que nos adentramos en el 1857, año en el que se promulga la  Ley de Instrucción PúblicaLey Moyano en nuestro país, la cual fue promovida por Claudio Moyano.

Se trata de una ley reguladora que fue impulsada por el gobierno moderado durante el reinado de Isabel II y que esta establecía la enseñanza primaria obligatoria. Pero, al protagonista que da nombre a esta película, Pinzales (el cabezota), no le gustó esta idea.

Y es que, este aldeano, amante de la vida rural, consideraba que la mejor escuela era la calle, por lo que se negaba a que su hijo Pedrín (el cabezota segundo) asistiera a la escuela que habían habilitado en su pueblo. 

El cabezota defendía que todos sus antepasados no habían necesitado la enseñanza, y que de la misma manera, su hijo tampoco la necesitaría. Sostenía además que no era necesario aprender a leer y escribir, pues lo más importante para él era saber trabajar en el campo y cazar. Esta forma de pensar le trajo diversos problemas... 

¡Pero no tiene gracia si os cuento yo lo que pasó! Así, os animo a ver esta película, pues a pesar de su antigüedad, refleja a la perfección el impacto que tuvo la promulgación de esta ley, especialmente sobre aquellas personas más desentendidas de los temas de la ciudad y del Estado, como es el caso de nuestros protagonistas.

¿Os imagináis como sería actualmente nuestra sociedad si la enseñanza no fuera obligatoria?

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