miércoles, 6 de noviembre de 2019

Camino hacia una educación inclusiva de calidad y equidad


Siempre ha habido personas con diferentes diversidades funcionales, estas no han cambiado, pero sí ha cambiado la concepción de diversidad funcional a lo largo de la historia y, sobre todo, en la educación. Una persona con una diversidad funcional es aquella que tiene limitaciones o dificultades para alcanzar ciertas metas u objetivos.

A lo largo de la historia, se han tenido diferentes percepciones sobre las personas con diversidad funcional, dichas percepciones son las siguientes. Se les consideraban personas infrahumanas, poseedoras de dones o compensaciones especiales, malvadas, monstruos, salvajes…

También surgieron diferentes tendencias históricas que han influido sobre el concepto de diversidad funcional. Una de ellas es el cristianismo, esta tendencia creía que estaba asociado al pecado, otra es el humanismo renacentista, esta dio lugar a un cambio desde la indiferencia a la acción social, la emergencia de la medicina moderna, donde pensaban que eran seres sobrenaturales, y, por último, el darwinismo social, momento en el que se produce un decline social por el aumento de la gente “degenerada”.

Las personas con alguna diversidad funcional han sufrido mucho durante toda la historia, y por lo tanto, también me refiero al ámbito de la educación. La evolución histórica desde la perspectiva de la educación ha pasado por las siguientes etapas.

Eliminación: les consideraban personas no validas, retiradas de la sociedad. Las personas con discapacidad no formaban parte del sistema educativo, ni se les consideran educables.

2º Segregación: basada en una supuesta homogeneidad. Los alumnos con discapacidad no podían ajustarse al sistema educativo y, en consecuencia, necesitaban de una enseñanza individualizada especial.

3º Integración: normalización. Todos los niños con o sin discapacidad deben beneficiarse de los mismos fines educativos.  La escuela se estructura para dar respuesta a los alumnos con discapacidad.

4º Inclusión: diversidad como principio de igualdad. Todos los alumnos son diferentes con iguales derechos. Se inicia una Educación Adaptada para dar cabida a todos.

La educación tiene que entender lo diferente como algo consustancial a la singularidad y variabilidad de lo humano, es decir, todos somos iguales pero con diferentes necesidades educativas. Debe asumir una perspectiva más amplia sobre esta singularidad y variabilidad desde los aspectos éticos, porque todos los alumnos tienen unas necesidades educativas individuales propias y específicas para poder llevar a cabo un buen aprendizaje en su desarrollo. La escuela inclusiva tiene que tener los siguientes objetivos:



  • Debe ser flexible en su currículo, evaluación, promoción y organización. 
  • Debe prestar atención a la diversidad de intereses, capacidades, ritmos y necesidades de aprendizaje del alumno. 
  • Debe usar una metodología centrada en las características del alumno, no en los contenidos, facilitando la diversificación de la enseñanza y personalización de las experiencias de aprendizajes comunes. 


  • Por ello, las escuelas deben replantearse su papel, formando y dando oportunidades a aquellos que lo necesiten para lograr una educación más respetuosa, de calidad y equidad, sin dejar atrás a nadie.  

    1 comentario: